Martina Martínez Tuya

 

 

Ética y Estética: Arte y Artesanía

 

 

Uno de los problemas que plantea continuamente el simple vivir consiste en saber qué hay que hacer. Saber dónde está el bien y el mal – aunque sea para desecharlo, para dejarlo a un lado. Todas las culturas, todas las religiones que les dan cobijo y en las que tienen su origen, han tenido unos códigos por los que regirse. De ellos han derivado las normas, incluso de las cosas más insignificantes de la vida cotidiana.

A este conjunto de preceptos, normas, costumbres incluso le hemos llamado MORAL. En última instancia toda moral tiene un garante religioso, un origen religioso, un dios o varios que “han mandado”, “han establecido”, aunque ya lo hayamos olvidado.

 La Ética empezó siendo una parte de la Filosofía que se ocupaba de determinar qué era el bien y la forma en que la razón podía conocerlo y determinarnos a actuar.

En Platón, por ejemplo, lo bueno, lo bello y lo verdadero coinciden aunque no se confundan. Bondad, Verdad y Bien van siempre juntos.

Hoy, puede parecernos que son cosas totalmente distintas, pero una vez la lengua, el lenguaje que nos permite comunicarnos, nos traiciona; deja ver hasta qué punto no hemos perdido del todo neustro origen, nuestras raíces culturales.

Cuántas veces han oído decir: ¡Qué bonito! ¿Te parece bien engañar a tu madre, dejar los estudios, responder así!, y tantas otras cosas por el estilo.

Dice Machado: El hombre de estos lares / tiene un alma fea, /esclava de los siete pecados capitales.

¿Qué me dicen de los asesores de imagen de los políticos?

¿No creen que también podríamos hablar de la cirugía estéticas y sus adictos?

                 

 

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